La acidez: enemigo del esmalte dental

El esmalte de los dientes es el tejido más duro que tiene el organismo, solo lo raya el acero. A pesar de esa fortaleza, este tejido se erosiona por la presencia continua de ácidos y el exceso de azúcar.

Aquella costumbre infantil de comer golosinas y chupar limón con sal a la salida de la escuela, puede ser perjudicial si no hay una correcta limpieza dental. El ácido de estos alimentos se asienta en la superficie rugosa de los dientes y empieza a descalcificar el esmalte.

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    Pero no solamente estos alimentos contribuyen a la descalcificación del esmalte sino todas las comidas ricas en azúcares y carbohidratos, que sin una correcta higiene posterior, llevan a la formación de placa bacteriana que alimenta los microorganismos generando acidez en la boca.

    La erosión del esmalte es progresiva y no es reversible; los ácidos erosionan el diente y hacen que poco a poco se pierda el contenido mineral del esmalte. La saliva es una aliada de la salud dental porque neutraliza la acidez y restaura los minerales, pero si el ataque ácido ocurre con demasiada frecuencia, la boca no tiene tiempo de repararse.

    El daño, en un principio, se presenta como una mancha blanca y opaca en la superficie del diente, que es reversible si hay una correcta higiene dental y aplicación de fluor, pero cuando la erosión avanza se produce mayor sensibilidad al calor y al frío. Esta es la etapa en la que la decoloración de la superficie del diente se hace evidente y ya estamos en presencia de un estadío irreversible. La visita oportuna al odontólogo es lo más aconsejable para prevenir este avance.

    Lo primero que aconseja a los pacientes es el uso de flúor en la limpieza dental y luego controlar la placa bacteriana con una correcta y regular higiene diaria.

    El esmalte tiene un espesor de unos pocos milímetros (varía de una persona a otra), y si el daño supera esos 0,2 mm lo recomendable es realizar una restauración reconstruyendo la zona dañada con resina u otro material.

    No hay una medición de la incidencia de la erosión del esmalte, aunque la caries -que es una consecuencia directa- afecta a entre el 70 y 80% de la población, según Arteaga. Este odontólogo añade que la madre en gestación debe tener una dieta rica en proteínas para contribuir a la formación del esmalte de su niño.

    Los expertos consultados señalan que aunque la recomendación para proteger el esmalte es el cepillado de los dientes, es aconsejable no hacerlo más de tres o cuatro veces al día. El exceso en el lavado bucal también genera abrasión o desgaste del esmalte. Para complementar la higiene y prevenir las caries también es aconsejable utilizar algún enjuague bucal. La recomendación de los odontólogos es usarlo por las noches, después del último cepillado.

    El desgaste del esmalte también se produce por otros factores como sostener o morder cosas duras con los dientes (abrir botellas con los dientes, roer huesos),  por tener una mala oclusión o mordida, o bien por el bruxismo o apretamiento dentario.

    Existe lo que conocemos como  hipoplasia del esmalte, que es un desorden en la formación del esmalte, que hace que un diente o varios dientes tengan menos  cantidad normal de esmalte. Los dientes afectados tienen un aspecto áspero y generalmente presentan una coloración marrón o amarilla. Este desorden se produce antes de los 3 años, pero se puede revertir con tratamientos de fluoruro.
    Consejos utiles:

    • Es necesario  cepillarse los dientes  después de cada comida (tres o cuatro veces al día).
    • Enjuagar  con agua la boca antes de cepillarse. Sobre todo si ha comido un alimento con ácido o rico en azúcares.
    • También  recomendable lavarse los dientes antes del desayuno, para evitar la erosión dental al cubrir los dientes con fluoruro, pero luego del mismo hay que volver a higienizarlos para retirar los restos de alimento ingerido.
    • Evite  el agua con gas y las bebidas energéticas y deportivas  que puede disolver el esmalte dental.
    • Los cepillos  eléctricos son mejores porque vibran en tres direcciones, lo que significa que limpian en mayor profundidad (siempre y cuando el paciente lo sepa utilizar)
    • Debe combinarse el uso de hilo dental después del cepillado, para retirar la placa bacteriana que queda atrapada entre los dientes.
    • Los controles periódicos al odontólogo son indispensables para la prevención. Se recomienda realizarlos cada 6 meses.

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